domingo, 20 de mayo de 2012

De esto no se habla...




Día de domingo gris en Buenos Aires. De esos otoños húmedos que las mujeres maldecimos porque hacen estragos con nuestro cabello. El país movidito como es de costumbre, en la calle no se habla de otra cosa que no sea la falta de yerba, y del faltante de productos en las góndolas de supermercado. Sumado a esto nos invaden con las proyecciones de la cotización del dólar "blue" y el posible desbarajuste de los precios.
Es de esas temporadas en que todos los argentinos nos volvemos especialistas en economía y en los bares porteños se debate sobre la inflación. Suenan nombres como Keynes y Friedman, este último personalmente me gusta menos, su recetita monetarista ha hecho estragos en el mundo. Pasó la Feria del Libro por Buenos Aires de la cual rescato dos cosas: una es la visita de Carlos Fuentes, el escritor mexicano recientemente fallecido. Dió una linda entrevista en un canal estatal de la argentina. Creo que este domingo la repiten. La otra es el paso de Daniel Pennac con quien no tenía el placer de haberme cruzado en las librerías. Un tipo interesante, creo que si hubiera sido mi profesor de literatura hubiera caído rendida a sus pies de admiración. Ahora mismo estoy leyendo su libro"Mal de escuela", donde aborda las desventuras de haber sido el "zoquete" de la familia, un cero a la izquierda. Me gusta el humor con que enfrenta su pasado de "mal estudiante", de ser el hijo del que nadie esperaba demasiado. Me río mucho de sus ocurrencias y de como se siente hoy,como un profesor y literato afamado,connaturalmente mas cercano a los "malos alumnos".
Aquí cuelgo un extracto de una entrevista de Daniel Pennac.De niño fue un desastre escolar. Hoy, uno de los escritores más queridos y leídos de Francia, autor respetado y profesor de culto. Hijo de militar francés, nació en 1941 en Casablanca y pasó su infancia en diversos países del sur de África y el Sudeste Asiático. Su intensa experiencia docente no tiene desperdicio.
En su último libro, Mal de escuela (Mondadori; Empúries en catalán), Daniel Pennacchioni rememora su vida marcada por el fracaso escolar y rinde homenaje a todos aquellos maestros “que me salvaron del dolor”. Una obra (premio Renaudot 2007) que busca, deliberadamente, remover la génesis de la crisis escolar contemporánea.
Pues usted se describió, de pequeño, como un cangrejo.

Sí, sí, encerrado en mi interior. Después he evolucionado hasta convertirme en pato a la naranja. Bueno, es más delicioso que un cangrejo.


¿Ha reconocido en algunos de sus alumnos el mismo niño que usted fue?

No exactamente el mismo, pero sí niños que padecían el mismo miedo y la misma vergüenza. Lo fundamental de mi labor como profesor ha sido curarlos, sanarlos para que la literatura penetrara en ellos.


¿Entonces hay que desculpabilizar al niño que consideramos un desastre?

Siempre que el estudiante tiene miedo y vergüenza no puedes hacer nada. Así que lo primero es liberarles de eso.

El profesor tiene cada curso un año más, mientras que su alumnado se mantiene cada curso en la misma edad. ¿Cómo lo lleva?


Esa percepción es curiosa. Cuando yo era estudiante, un mal estudiante, y odiaba a mis profesores, pensaba en mi interior: “Habla, habla. ¡Pero tú te quedas y yo me largo!”. Después, como profesor, estuve en el otro lado. Y ocurrió algo mágico: ¡yo no he visto pasar los años! No me he enterado a costa de absorber la energía de la clase. Si consigues que lean un libro o descubran la pasión por algo nuevo, se genera una energía que a mí me supera, me cegaba.

viernes, 18 de mayo de 2012

Dedicatorias vanas

Amo esta canción, porque nunca se olvida a áquel que nos enseñó a odiar, que tiñó nuestras noches de lágrimas cenicientas, que nos enseñó a amar el olor de las hojas marchitas y que se llevó de prepo jirones de algo que fuimos y que ya nunca volveremos a ser. Por lo tanto no necesito nombrarte, sabés que es para vos....

Te odio.
Odio las canciones de amor
que traen tu recuerdo a mi casa.
Las ganas de verte.
Y odio
el cielo en tu rostro y las dudas
de echarte al olvido o llamarte
para contarte,
qué sé yo,
que sigo existiendo,
que te odio por fin,
que no sé
si el mundo resiste sin ti.
Tanto, tanto, tanto, tanto te odio.
Te odio.
Odio la mañana, el café
sin planes, sin ti y en ayunas
perdura tu aroma y lo odio.
Envuelto en papel de colores
te envío bengalas, rencores.
Quizá recuerdes así
que te odio. También tu sonrisa
y la brisa arañando tu piel,
y mi corazón ya de paso.
Tanto, tanto, tanto, tanto lo odio.
Este viejo odio
que hiela los jazmines,
ama tu figura aborrecible.
Y así, si te marchas,
quedan los rencores
para recordarme las razones
de por qué me eres imprescindible,
de por qué te extraño aunque me olvides.
Te odio.
Odio tu belleza y a mí
me odio al saberme tan lejos
del viejo camino andado
rastreando hadas y cometas,
la estrella prendida en tu pelo.
Maldito lucero. Lo odio.
Odio odiarte tanto,
saber que te encuentras perdida
y la vida me impide encontrarte.
Tanto, tanto, tanto, tanto te odio.
Yo odio
perseguir tu rastro,
cansado en este laberinto.
Cual hilo de Ariadna tus huellas
me llevan hasta el dulce tiempo
de besos, promesas. Lo odio.
Soy tan feliz
a tu lado que odio
que ya no estés cerca
y empieza a cansarme este odio.
Quizá si tuviera tus manos
Pero te odio tanto, tanto, tanto, tanto.
Este viejo odio
que hiela los jazmines,
ama tu figura aborrecible.
Y así, si te marchas,
quedan los rencores
para recordarme las razones
de por qué me eres imprescindible,
de por qué te extraño aunque me olvides.

Ismael Serrano

viernes, 11 de mayo de 2012

Estafas en la tienda Movistar on line

Bueno, la verdad que hace un tiempo vengo renegando con Movistar y su falta de seguridad al vender equipos de celulares vía la web. Les comento mi caso. El año pasado me llega una factura enorme de Movistar en la cual se detalla que yo he adquirido un celular nuevo en cuotas ( que aclaro nunca solicité, compré ni  recibí) y por supuesto tenia otra linea asociada a la mía, por lo cual me habían cambiado de plan y yo ni enterada. Lo más grave es que jamás recibí un llamado a mi celular para comprobar si realmente yo había adquirido ese equipo, como generalmente se hace al menos en las compañías más o menos serias cuando se hace una transacción on line. Tampoco un mensaje de texto para poder estar alerta y para mayor seguridad de la empresa y del cliente. Al parecer se trató de una suplantación de identidad, algún empleado de la firma Movistar accede a mis datos y en mi nombre compra un teléfono que es enviado a otro domicilio ( que nada tiene que ver con el mío). La pregunta es ¿Cómo puede ser tan fácil realizar estas estafas? La respuesta es, que muchas empresas en su afán de ganar priorizan el ánimo de lucrar, antes que la seguridad del cliente. El asunto que después de una semana se me informa que Movistar investigó y efectivamente comprobó que se trataba de una estafa. Por supuesto no me dieron demasiados detalles ni menos pedir disculpas como debían. Un error donde se ponen a la luz la deficiencias en la seguridad, se supone que fue una cadena de errores donde la empresa se salteó chequear la transacción. ¿Cómo es posible vender y entregar un teléfono sin una firma, sin mostrar un dni, sin llamar al cliente, sin dar siquiera un peso para vender un celular? Claro, me olvidé de aclarar que para pagar estaba yo. Que no estaba ni enterada de todo esto que sucedia a mis espaldas hasta que recibo mi factura y me quedo pasmada!
Hace una semana me sucedió nuevamente lo mismo. Alguien compró un nuevo celular a mi nombre en cuotas (sin dar un peso), vía movistar on line y otra vez el mismo cuento...
En resumen yo les aconsejo, por mi experiencia personal, que NO COMPREN EN LA TIENDA MOVISTAR PORQUE NO ES SEGURO. Yo una vez lo hice y al parecer mis datos quedaron archivados dando lugar a que algún empleado ( impunemente), suplante mi identidad, mi cuenta para realizar este tipo de estafas. La pregunta es ¿A alguien le sucedió lo mismo?. Porque es muy grave que tengan tan poco cuidado con la base de datos de sus clientes porque te involucran en estafas donde si uno no reclama, no envía mails, reniega, no se soluciona. Es más cuando se aclara el asunto sos vos el damnificado porque te llama un empleado que te informa que tu plan  anterior (el que contrataste, el que disponías antes de toda esta cadena de desprolijidades y deficiencias) ya no está disponible y que tenés que optar por un nuevo plan. Realmente es el colmo de los colmos.